El
lunes fue un día muy intenso que empezó a las 8:00 con una reunión en el hotel
y terminó pasadas las 11 en un club privado en el centro de Lima, leyéndolo “club
privado” parece completamente lo contrario de lo que es…
Como
decía, vamos con el martes, después de 2 reuniones en el hotel, una con 12
personas para preparar el evento de hoy martes (ministerios y otras yerbas) y
otra con nuestros futuros abogados, nos recogió la taxista Betsabé que es amiga
de Inés quien no pudo atendernos por ser el lunes su día de descanso.
Cuando
uno “camina en carro” por Lima, lo que piensa es que resulta imposible no tener
un golpe, eso estaba pensando yo a los 5 minutos de salir del hotel cuando, nos
chocaron por detrás…no fu muy fuerte pero Betsabé se enfadó bastante con el
chico que condicía el coche de detrás que se bajo con cara de poca inteligencia
y una camiseta que decía “Yes we Cannabis”…
Fuimos
a una reunión y después a comer con un futuro cliente (Ministerio también) que
además nos cae muy bien, nos llevó a un rodizio, la diferencia entre un rodizio
brasileño y uno peruano, es que en uno tomas una caipirinha antes de comer y en
otro un pisco sour, por lo demás la carne muy buena y un vino peruano
exquisito.
De ahí
a la Cámara de Comercio Española en Perú. Han cambiado de sitio, antes estaban
en una casa baja y ahora en un edificio altísimo en la planta 3.
Al
salir, esperando el ascensor (había 4) el que siempre paraba no habría bien las
puertas, a la tercera vez que pasó, me metí, al meterme una voz por el altavoz
del mismo me dijo “señor salga de ahí, no puede entrar en ese ascensor!!” (no
fue agradable) el ascensor subió y se detuvo en la planta 12, se abrieron las
puertas y apareció una estancia desierta, a medio hacer, salí y no sin
preocupación y extrañeza, llamé al ascensor a ver si podía salir de allí, el
caso es que después de más de 10 minutos, allí seguía yo, completamente a
oscuras buscando a tientas una escalera o algo, vi como la puerta del ascensor se
habría de nuevo, corrí y me metí, fue incorporándose más gente y al pasar de
nuevo por la planta 3ª la de la Cámara los peruanos empezaron a comentar cosas:
“hoy
estarán tristes aquí” (por lo del Brasil 3 – 0 España entiendo)
“nunca
estuvieron muy contentos últimamente” (decía otro)
“no
protestarán por su horario” (Decía una…)
“desde
luego, son los últimos en llegar a la mañana y los primeros en irse en la tarde”
(apostillaba su compañera)
“tomemos
nota” (Digo yo para mi…)
La planta 12
Aún me
quedaba otra reunión, que por mis aventuras de ascensor, se había complicado,
al bajar me pidieron un taxi que tardó más de una hora, así que con mi celular
peruano, hice una llamada para posponer dicho encuentro, lo cual se entiende
mucho mejor aquí que allí…
La cena
sería con Sebastián y Mauricio, que nos llevaron a un sitio espectacular y
único al Club Nacional que data del 1855 y se ubica en la preciosa y céntrica
plaza de San Martín, en un edificio tipo palacio construido ad hoc.
El club Nacional
Por
alguna razón me acordé de México aunque no es que tenga demasiado que ver, un
aperitivo espectacular, una cena fantástica y un pisco de despedida en la
terraza, un momento para recordar…tampoco puedo dejar de comentar dos cosas que
me llamaron la atención de las normas del lugar, por un lado, que no se puede
usar móvil, por otro que no puede haber papeles encima de las mesas…sin contar
con lo obvio de que hay que llevar chaqueta y corbata.
Plaza de San Martín
Por
último una frase de Sebastián que me encantó:
“Si
Santiago y Lima copulasen Bogotá podría ser un hijo fruto de esa copulación” no
estoy muy de acuerdo pero me gusta la frase.
Había
otra muy buena sobre la contextualización de la xenofobia pero esa no la recuerdo,
la hubiese apuntado el móvil pero como no podía usarlo…
Este viaje es de cinco, ya llevo una
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