“yo nunca llevo el pasaporte original cuando salgo del hotel, voy más tranquilo con una fotocopia” “a sí? Pues nunca lo había pensado pero me parece una excelente idea” “pues te la regalo” “pues muchas gracias” “Joaquín Zafra” “Iñigo Babot” “Sí, se quien eres, toma mi tarjeta” “ok, gracias, no me quedan mías” “ni falta que hace”
Esta conversación la mantuvimos en el Cerro de Monserrate a más de 3000 metros de altura en el corazón de Bogotá…
Ahí conocí en persona a Íñigo, pero supe de él hace algunos años en alguna de las Jornadas e-learning en Administraciones Públicas que organiza en Castilla y León la ECLAP.
Me sobrecogió la noticia de su muerte por dos motivos, en primer lugar, porque asociando ideas y recuerdos, el que pensó que no salía vivo de nuestro único y primer encuentro en Colombia, con motivo del Expolearning, era yo (eso lo contaré en otra entrada) y en segundo y principal lugar, porque me sorprendió de él, sobre todo su energía y vitalismo, sus ganas de vivir, saber, conocer, su inquietud…
Estábamos de gira turística ya en sábado después de la semana de trabajo y no paraba de preguntarle cosas a nuestra guía por Bogotá, con tremenda humildad (como en el episodio del pasaporte) y curiosidad.
De Íñigo, en lo personal, me llamó mucho la atención, eso, la chispa de su mirada, sus preguntas y su capacidad para escuchar las respuestas con ilusión, en lo profesional, destacar una virtud que dominaba a la perfección, me pareció un gran orador, un comunicador voraz, un apasionado parlanchín, de mucha monta, si se me permite, que hacía del rigor, simplicidad y de la naturalidad, ciencia.
Desde aquí, con todos los respetos de la familia de Ingenia (Obreros de la construcción del conocimiento) te mandamos un abrazo, Colega, la pena es que con personas como tú, no podemos hacer lo mismo que con el pasaporte, original sólo hay uno y no se puede fotocopiar…
Bonito homenaje el tuyo Joaquín. Me gusta lo que dices y cómo lo dices. Creo que le retratas bastante bien.
ResponderEliminarYo le sigo echando de menos!!.
Un abrazo