Allá por finales de enero de este
inolvidable 2020, nos confinamos, de manera colectiva (éramos más de uno)
voluntariamente (queríamos hacerlo) en un sitio perdido con encanto en los
montes de Málaga, donde apenas teníamos cobertura de voz para los móviles…
Éramos 4 personas que queríamos
liderar un cambio definitivo en nuestra línea de negocio de Soluciones E-learning
de Ingenia. Ese cambio, pivotaba sobre 6 ejes: negocio, marketing, personas,
I+D, producción e internacional.
Había un objetivo general que se
podría descomponer en cientos más pequeños, pero se trataba principalmente de
llegar a los objetivos marcados con menos sufrimiento (no sin esfuerzo) y
trazar unos planes de crecimiento exponencial en base a nuestra apuesta de
valor en el mercado, diversificando la tipología de nuestros proyectos,
optimizando recursos y labrando para todos y cada uno de los integrantes del
grupo (unos 30) un futuro más prometedor, que es de lo que se trata esto de
trabajar.
Fueron unas 30 horas intensas de
debate, discusiones, compromisos, ideas, propuestas, diagramas, números,
nombres, recuerdos, risas, ilusiones y reflexiones, pero en ningún momento,
nuestra bola de cristal y de buenas intenciones, nos contó, que, en apenas 45
días desde ese encierro voluntario, que considerábamos obligatorio, todos nos
iríamos a casa a un confinamiento indiscutible, incierto y sin precedentes.
Nos fuimos todos aquel viernes 13
de marzo de Ingenia, ya habíamos venido cancelando algún viaje a Madrid, (tarde
nos dijimos después…), algunas de las iniciativas del retiro voluntario en los
montes estaban en marcha, algunas eran semillas en un papel y otras se verían
congeladas con el confinamiento.
Pasó el primer fin de semana con
la extraña sensación del boxeador al que le dan un golpe, pero aun ni siente el
dolor ni es consciente del impacto y llegó el lunes, sin ensayo general, sin un
plan definido con precisión, sólo con las ganas de hacer mucho y bien y de ser
un equipo en esencia, la suma de sus individuos, aislados pero esta vez
hiperconectados.
Llegó la mañana de aquel primer
lunes, mensaje de nuestro director general, el correo funciona, las carpetas de
red se ven, las herramientas corporativas nos permiten reunirnos y “estar”, por
lo tanto estamos, no hay excusa, algunos tienen un extraño resfriado más largo
de la cuenta, que resultará ser COVID-19, otros se encuentran mal y acabarán en el
hospital, pero recuperándose, pero todos tenemos mucho que hacer, más que nunca
decían los números.
Nacieron nuevas rutinas, que
sustituían a las del contexto histórico. En los primeros días hubo muchas llamadas y
contactos de ánimo y preocupación. Los
datos en España no eran malos, eran cada vez
peores y por lo tanto, había que esforzarse y compaginar nuestras obligaciones
con la información de un escenario hostil muy contaminado en las calles,
muertes y el tercer trimestre del colegio de nuestros hijos, que coincidiría
con el final de nuestro primer semestre. Ya habría tiempo de pensar en el
verano, que se auguraba a la sombra y un final del ejercicio que aun hoy, se ve
muy muy lejano.
Pero, la realidad, lo que nunca
podíamos imaginar en aquellas 30 horas, de hacía 45 días, es que el equipo,
estaba más cohesionado y orientado a resultados de lo que podíamos pensar.
Jornadas de sol a sol, ayudándose
y ofreciéndose por activa y por pasiva, pidiendo más trabajo, preocupados y
ocupados en hacer bien las cosas, colaborando en propuestas, buscando
soluciones, alternativas y por descontado, con una sonrisa siempre: el lazo
perfecto para los gestos de profesionalidad.
Han sido semanas de mucho
esfuerzo, algunos necesitan vacaciones, aunque sólo sea para quedarse tumbados
en la habitación de al lado y pensar en los planes de viaje que tendrán que
esperar a otro año.
No sabemos aún si mantener la
actividad y el nivel de contratación ha sido un espejismo, pero de lo que si
somos muy conscientes es de que “esto” no ha pasado, la amenaza sigue paseando
por nuestras calles, pero hemos aprendido algo que no sabíamos, que somos un grupo
de mujeres y hombres con una orientación al servicio, un Equipo con mayúsculas,
capaces de todo, porque podemos, sabemos y sobre todo queremos.
Con esto no hay pandemia que
pueda…
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