Así amanece casi siempre en Lima...
El fin de semana empezó con un gran paseo el
sábado de casi 3 horas, un repaso de cosas pendientes de las que ha movido
Javier antes de irse a Santiago y visita a varios pisos de alquiler, todos muy
bonitos la verdad.
Gente pensando en un parque
Viendo pisos
En el taxi más chungo del mundo...
Otra vista del taxi más chungo del mundo...
Viendo pisos
El que más me gusta...
Desde la puerta de uno se ve la Piramide de la Huaca
Comí cualquier cosa en la habitación chifles,
maní e Inka Cola, me recogió Roxana la agente inmobiliaria y nos lanzamos a la
calle a ver departamentos.
Por la tarde he podido trabajar un buen rato
y después por la noche cené en un restaurante patagónico que está justo debajo
del hotel, como las gallinas casi, a eso de las 22:00 a dormir.
Cenar sólo con eso de la hora feliz, el Pisco Sour, un boli y un papel, es lo que tiene...
El domingo Miraflores (El barrio donde
estamos se convierte en una fiesta) casi siempre tiene muhca vida, mucha gente
en la calle a cualquier hora, ahora es domingo por la tarde y desde mi ventana
veo como la gente sigue arriba y abajo…
La fruta tiene un color especial...
Estilo en la zona bohemia de Miraflores
La calle de los bares
Clase masiva de aerobic
Yo.
He visto el fútbol en la tele del hotel
(Sevilla 2 – 1 Osasuna) se pueden ver todos los partidos de todas las ligas
europeas y después he paseado, he hecho unas compras y antes de comer aún he
podido trabajar.
Hemos comido en un restaurante (de curioso
nombre) cercano de pescados, muy bien por cierto un arroz con mariscos exquisito que en nada se parece a nuestra paella y ahora ya por la tarde a
reposar, escribir esto y preparar los últimos dos días de trabajo en Lima
porque el martes ya vuelo de vuelta. Hemos comido y cenado porque finalmente decidimos no salir más porque el arroz nos sale por las orejas...
En al puerta del PezOn con Carlos
Aerobic limeño...
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