Algunas veces, he pensado que ya iba siendo hora de cambiar el título de este espacio, virtual, lo que pasa es que este tipo de decisiones que nunca llego a tomar, rondan mi cabeza justo en momentos como este: domingo, 22:52 y en lugares como este, terminal internacional de la T4, más común e históricamente conocida como Aeropuerto de Barajas.
Ahora, cuando uno suele estar en su casa, babuchas y pijama en ristre, después de cenar algo ligerito para paliar los excesos de las 2 noches anteriores, esperando a que la cabeza cual péndulo inerte de toneladas, caiga sobre el pecho, o un ronquido nos alerte sobre nuestro incierto estado de somnolencia, ahora, otros estamos, esperando a que dentro de 2 horas, un avío nos lleve, después de otras 12 a algún punto del otro lado del atlántico, cuando los míos empiecen a comer y para mí sean las 6 de la mañana.
Esto es lo que hay…la cuestión es que viajar, implica azotar de esta manera los cuerpos, la mente y la cotidianeidad….
El vuelo sale a la 1:20 de la noche y casi después de alcanzar una velocidad y altitud “x”, te pasan la cena, por eso conviene pasar algo de hambre hasta ese momento glorioso, uno no debe dormirse del tirón pero del tirón es cuando uno más sueño tiene, salida de emergencia por favor, para estirar las piernas y no llegar con el menisco en las orejas, pero no se puede tener todo y la bandeja de esos asientos, no permite trabajar en el portátil, la batería tampoco, por lo tanto, en la terminal, enchufado a un enchufe oculto, furtivamente, uno escribe una entrada en su blog…
“Y a qué vas tan lejos?” se pregunta mi madre política “el tito Juanqui que está en algún País?” dice mi sobrina, yo sin respuesta, comprensible a la primera y con un campo de reflexiones para la segunda, llegaré a las 9 a mi hotel en el D.F. y pediré que me dejen una habitación para disfrazarme de consultor, no me la dejarán pese a que daré hasta las coordenadas gps del lugar en el que a las 12:00 tengo mi primera reunión, a cambio, sin embargo, amablemente me ofrecen los vestuarios del SPA, dónde me cambiaré, por primera y última vez “in my trip”…
Una semana de reuniones, tráfico, levantamiento de expectativas para consecución de oportunidades, y vuelta a casa para estar apenas una semana antes del siguiente domingo en el mismo sitio y quizá a la misma hora, la T4 más común e históricamente conocida como Aeropuerto de Barajas, pensando si le cambio o no el nombre a este blog, mientras espero a que un avión, me lleve, después de 10 horas a algún punto lejano del otro lado del océano atlántico…
Informando cuando ya casi es lunes, para su blog, uno que no está ni en babuchas ni en pijama…
Un día, aunque sea de viejos, volverán las babuchas, el pijama, el cruce de brazos y la cara de malos... Y de nuevo esa sensación de cuando eras pequeñ@ y te plantabas a las 8 de la mañana, ante tu madre, haciendo cola en la puerta del baño: '¿Qué te pasa?' '¡¿Para qué me has despertado con lo agustito que estaba, si sólo puedo hacer cola para que llegue mi momento?!' 'No te impacientes, ya te va a tocar a ti' -decía, y metía un bocadillo en la mochila-.
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