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Al otro lado de la reja...

Esa fue la primera fotografía que hice con mi nuevo móvil...


Desde mi coche, mientras se abría la puerta del parking de mi antigua empresa el último día que trabajé allí.

Quise hacerla porque con independencia de lo que se veía o se podía imaginar, me hacía mucha ilusión fotografiar mi nuevo mundo, ese que estaba marcado por esa luz al otro lado de la reja, cancela o como quiera que se llame.

En casa me esperaba una cena de gala con tres invitados que sin saberlo serían 4, mi hijo, mi mujer, mi futuro hijo y yo, qué más se podía pedir? esa noche dormí mejor que en cualquier otra noche de los últimos 4 años, que no es poco.

Dejé mi empresa con la típica caja de cartón, donde guardé casi todas las cosas de cierto valor que tenía en mis cajones, otras las regalé y otras directamente las tiré, hace ahora de aquello más de 4 meses. Esa caja la he tenido cerrada hasta hace unos días y ahora con esta entrada en mi blog profesional, cierro definitivamente el círculo y esa etapa de mi vida.

Dicen que uno de los principales motivos por los que alguien se va de un trabajo o quiere irse es por la incidencia o digamos las discrepancias que su línea jerárquica (la de arriba a abajo) ejerce sobre él,
yo no me siento excepcional en eso...

Dicen también y yo defiendo, que las empresas (más las de servicios) son las personas que la forman y que las organizaciones, sin sus trabajadores, no son nada, yo coincido pero añado que las compañías, para poder ser "redondas" tienen que ser gestionadas con parámetros humanos pues el éxito o el fracaso son estados emocionales dignos, precisamente de personas, ergo, queda claro.

No puedo decir lo típico "ha sido difícil", más bien canto lo contrario, al otro lado de la puerta del parking no me esperaba un trabajo, no, me esperaba la vida, la toma de decisiones, un verano prometedor, poder dormir, no sentirme como un entrenador al que le dicen como tienen que jugar sus jugadores, qué alineación poner, cómo ser y cómo pensar, al otro lado me esperaban proyectos, algunos conocidos y otros por conocer pero sobre todo me esperaba un proyecto vital, el de ser feliz cosa que hoy ya no es un proyecto.

Detrás quedaron muchas cosas, muchos viajes, muchas personas, buenas, malas, regulares, algunas inolvidables y no todas precisamente por sus gestas o sus gestos...

También quedó atrás el llanto de mi hijo cada vez que me iba de viaje, el jet lag, los riesgos desconocidos, los amagos de ingresos, las preocupaciones por conseguir en la incertidumbre lo que no se podía hacer en la zona de confort, las explicaciones de la ruina, los argumentos y las indicaciones y contraindicaciones del sentido común, quedó todo eso pero también los triunfos, que yo los sé y me los guardo.

Y ahora qué? pues lo dicho, como un niño de 42 años con empleo nuevo (ya os contaré) trabajando más que nunca, aprendiendo más que siempre y gestionando lo que más valor tiene y más cuando se está en la dulce espera, el tiempo, ese que me esperaba al otro lado de la cáncela...


Comentarios

  1. Alucinante, me ha impresionado mucho la foto de la puerta del parking. Yo hago todos los días la misma foto pero al revés. Entrando a la zona oscura. A veces motivado, otras veces cabreado, muchas veces agobiado y preocupado, Y otras veces con la inseguridad de a ver que nos vamos a encontrar hoy.

    Bueno, nos vemos en la Peregrina.

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